San Valentín fue el viernes, correcto, pero mucha gente por cuestiones de tiempo,
presupuesto o demás razones lo ha acabado celebrando el sábado o el domingo.
Como es nuestro caso. Este año San Valentín ha sido diferente y por supuesto
hecho en casa. Como está demostrado que "a nadie amarga un dulce",
Lorena decidió hacer para su chico unas galletas de mantequilla con
glasa.
Ésta ha sido nuestra segunda experiencia con la glasa. Después de seguir
religiosamente las instrucciones del paquete, poquito a poquitos hemo terminado
añadiendo el agua que nos ha parecido. La anterior vez que hicimos galletas con glasa nos quedó la mezcla más seca, pero los dibujos estaban más definidos.
Ésta vez hemos disfrutado con la técnica wet on wet. Es más fácil de lo que
parece, prometido.
Con
poco presupuesto y un poco de imaginación se pueden hacer detalles
bonitos para este día que, en realidad, deberíamos celebrar todos los
días del año.
¡Hasta la próxima!
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